lunes, 22 de enero de 2024

¿Gratis?, no te creo.

¿Gratis, gratuidad? Mmmm… vamos a sus definiciones: gratis, «sin costo»; gratuidad, «servicio o el bien no tiene precio y que el beneficiario no paga por él (no entrega dinero a cambio)»

Gratuidad que en el contexto de la economía donde hay un costo de producción, si bien el beneficiario no paga por aquello que se le otorga sin pagar un centavo, realmente alguien tendrá que asumir previamente los costos[1].

En las redes, en el mundo del internet, es común encontrar la palabra ¡GRATIS!, a la cual entras ¿inocentemente?, te parece bien y cuando ya prácticamente crees que te lo traerán a la puerta… te piden correo y contraseña, que, en función de la credulidad e interés, aceptarás a proporcionar la información solicitada; por supuesto la reacción contraria es viable das regresar o backspace y hasta ahí.

Otras opciones suelen ser algo, un poquito más tentativo, cuando visualizas que lo que desea comprar vale una unidad de peso del país (Mmmm…) que cuando te “sumerges”, los costos suben y suben y la decisión final, en definitiva, estará en manos de la persona que desea adquirir el producto.

En ambos ejemplos antes citados, queda claro que nos genera de primera instancia, dudas, entiéndase «Suspensión o indeterminación del ánimo entre dos juicios o dos decisiones, o bien acerca de un hecho o una noticia», ¿será verdad?, ¿me robarán?, ¿será confiable?, que si a lo anterior le sumas noticias tales como «personas estafadas…», «si le llaman de …no de nunca sus datos personales, número de cuenta…, etc.»

¿Acaso vivimos en un mundo, donde el ser humano siempre habrá de estar indefenso, donde todo tiene un costo?, ¿nada podrá hacerse gratis?

Recurro al caso de mis colegas docentes, ¿su pago está en correspondencia con el tiempo que le dedicamos a la preparación de las clases, guarda relación con el trabajo de atender los problemas de cada estudiante y no necesariamente académico, sino que incluye los factores sociales?, ¿son realmente remunerados?, sencillamente NO.

Vengo de una cultura que a pesar de las necesidades básicas que puede tener cada ciudadano, si una persona necesitaba sal, la respuesta era, «espérate te doy una cucharadita», que, si requería alguien de la casa ante una situación de urgencia médica, el vecino llamaba a alguien solicitando ayuda y era llevado al hospital, ¿y el costo?, «después nos arreglamos» o «tal vez con una tacita de café, cuando todo ya esté bien».

Por supuesto me viene a la cabeza, las palabras solidaridad, desinterés, generosidad, desapego, altruismo, etc., valores de los cuales estamos llenos los docentes y porque no, muchas personas, muchas, que no siendo del ramo, son ejemplos en la vida cotidiana.

No hace mucho en búsqueda de colaborar con una institución educativa, contacté a una persona vía telefónica y le comenté que podía ayudar o colaborar en varios aspectos tales como…que cuando le plantee, que sería GRATIS, la persona en principio quedó muda, y transcurridos segundos, me preguntó: ¿y usted está seguro, de lo que dice, tanto trabajo y no ser remunerado?

Le respondí, ¡SI!, pero no se preocupe, el pago vendrá después… ¿Entonces cobra o no cobra?, pregunto la persona del otro lado…; le respondí: «mi pago será el beneficio que reciban las personas (estudiantes, profesores, padres de familia), en cuanto a aprendizaje y desempeño»

Espero que me regresen la llamada, con buenas noticias y que, de no ser así, al menos me siento satisfecho con lo que usted está leyendo, lo cual lo hago gratis.



[1] Como puede ser el Estado, pero se “alimenta” del pago de los impuestos, los cuales van dirigido a un sector como puede ser la Educación, la Salud, otros.

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