lunes, 1 de enero de 2024

Una segunda carta al niño Dios.

Acordarme de cuando fue que mi madre le hiciese una carta al niño Dios, someramente lo recuerdo donde más allá de pedir era que traerme lo que le pidiese dependía de como me había comportado, tal es así que podía recibir debajo del arbolito un saco de carbón. Nota: me imagino que esa “amenaza” era señal de como solía comportarme.

¿Fecha? Podía variar dependiendo de tradiciones de cada país: navidad, inicio de un nuevo año y sobre todo dependiendo de quién los traía: Papá Noel, Santa Claus, los reyes Magos, que en mi caso eran estos últimos que al ser tres posiblemente los regalos eran repartidos muchos más rápidos siendo trasladados en camellos, a diferencia de los anteriores transportadores que lo hacían en trineos halados por renos.

La dificultad posiblemente entre ambos animales donde iban los juguetes es que unos se trasladaban por tierra y los otros por aire, otro que Santa Claus o papá Noel entraba por una chimenea, siendo un tanto grueso ¿cabría?, ¿y si la casa no tenía chimenea? En fin, la respuesta estaba en la magia de la inocencia y la fantasía.

¿Qué escribiría en esta ocasión ya siendo una persona adulta y en particular docente? Voy con mi carta:

“Niño Dios, lo que te voy a pedir es un poco difícil pero muy necesario ya que en nuestro planeta Tierra tenemos serios problemas en la educación, de aquí que necesito que me apoyes en los siguiente:

1.       Que todos los niños y niñas tengan acceso a asistir a una escuela bien habite en la ciudad o en el campo.

2.       Tener acceso a los servicios básicos como la nutrición, el asesoramiento, el agua saneamiento e higiene.

3.        Que tengan acceso a una educación gratuita contando con los materiales necesarios (cuadernos, libros, etc.)

4.       Que las escuelas tengan acceso a internet y que al menos los niños y niñas disponga de algún recurso tecnológico, por ejemplo, un local con computadoras donde puedan realizar sus tareas, investigar y aprender complementariamente a lo que el maestro o docente me enseña fundamentalmente para ser aplicado.

5.       Que cada escuela o institución tenga su biblioteca.

6.       Que a mis padres o tutores se les capaciten de forma gradual y sistemática, dependiendo de su nivel de escolaridad (y si es necesario alfabetizarlos), pero haciendo énfasis que ellos son los primeros responsables de mi educación

7.       En el caso de mis profesores que sean ampliamente capacitados y actualizados – además de contar con los recursos necesarios - para que sus clases sean muy atractivas, creativas y bonitas.

8.       Que los grupos de clase no sean tan numerosos, ya que eso me dificulta el aprendizaje.

9.       Que me enseñen primero en ser una persona de bien, que más allá de la asignatura que impartan los primerito sean los valores a través de las habilidades blandas o socioemocionales.

10.   Que las instituciones y la sociedad le den el debido mérito a mis profesores por todo el esfuerzo que realizan, inclusive priorizándonos a nosotros los estudiantes por encima de sus problemas personales.

11.   Que el presupuesto a la educación y a la salud sean los más altos destinados por cada país.

Posiblemente se me olviden algunas cosas porque no quiero que se me vayan los camellos o el trineo; ¿te puedo hacer una sugerencia? A lo mejor si los regalos me los envías por Amazon, lleguen más rápido y además como son tantos…”

¡Ya me acorde! “…que no sé dónde ubicarlo en cuanto a lugar de pedidos, pero no deja de ser menos importante… ¡Que prime la felicidad, el amor…!


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