Nuestros hijos pasan en la escuela entre 25 y 30 horas semanales, a veces más, cuando van al centro durante la sesión de la mañana y la tarde y cuando los pasamos buscando, apenas pasarán con nosotros cuatro o cinco horas. ¿Y los/las profesores/as? La dedicación de los maestros a nuestros hijos e hijas, excepto en casos excepcionales, es mucho, pero mucho más.
Las horas de
preparación de clases, de búsqueda y preparación de material, el tiempo en
horario extraescolar dedicado a la corrección de ejercicios, cuadernos y
exámenes, adicionándole a lo anterior, el esfuerzo por superarse a través de
diferentes cursos y/o capacitaciones. Tarea que se multiplica, si trabaja en
más de un centro educativo
Poco se habla
de las presiones que éstos sufren, de la gran responsabilidad que supone
trabajar con personas, de lo difícil que acostumbra a ser tratar con
individualidades tan dispares como las que se pueden reunir en una clase con
40, 50 o 60 alumnos..., y tampoco hablan mucho los maestros, de lo gratificante
que puede llegar a ser su profesión, de lo mucho que se aprende de los niños o
del cariño tan enorme que se recibe de cada uno de ellos.
El curso avanza y podemos apreciar cómo nuestros hijos/as aprenden y mejoran en
la escuela. Nos planteamos entonces, ¿de qué forma podríamos agradecer a los
maestros y a la escuela, todo el esfuerzo invertido? Sabemos que es deber de
los/as maestros/as y que el desempeño de su profesión conlleva todas las
situaciones con las que deben lidiar diariamente, por lo que mostrar una
actitud semejante de gratitud ayudará en gran medida a que las relaciones con
los maestros sean mejores.
Recuerde que a
todos nos gusta que nos reconozcan el trabajo. Y cuanto mejor funcione la
tríada estudiante-hogar-escuela, mejor funcionará la educación de nuestro hijo.
Esta
demás, hacer referencia, que no me refiero a un regalo comprado, no, sino a algunas
acciones donde se involucre más la creatividad y los sentimientos familiares o
grupales que conlleven a ese cariño real, que debemos proporcionarle a nuestros
maestros y maestras, por ejemplo: Escribir
al profesor una carta de agradecimiento, acompañándola con una nota de nuestro
hijo/a con un dibujo dedicado a su profesor;
Pedir
una entrevista con el maestro para hacerle saber de nuestra satisfacción por su
trabajo y por los avances del/de la estudiante; Comentar con
Seamos nobles y apreciemos el trabajo educativo de estos profesionales, aunque nuestro hijo haya suspendido las matemáticas o las sociales. Ellos no se limitan a enseñar solo contenidos. Son pedagogos que abarcan mucho más que un plan de estudio, personas humanas que han sido modelos durante muchos años (y seguirán siendo) para nuestros/as hijos/as, y en muchos casos, un gran elemento de identificación.
Sepamos
reconocer su labor humana. Recuerde que ser agradecidos es el mejor modo de
enseñar a nuestros hijos a serlo. Reconocer el trabajo bien hecho, el esfuerzo
y la dedicación de los maestros hacia las personas que más amamos no debe ser
considerado un tema menor.
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