¿Qué nos sucede cuando extendemos
una mano? ¿Por qué lo hacemos? Una posible respuesta para la segunda
interrogante, sería «para saludar a alguien, agarrar algo»
Terminaciones nerviosas libres
pueden detectar la temperatura, los estímulos mecánicos (tacto, presión,
estiramiento) y el dolor (nocicepción). Por lo tanto, diferentes terminaciones
nerviosas libres trabajan como termorreceptores, mecanorreceptores cutáneos y
los nociceptores. En otras palabras, expresan poli modalidad.
Las terminaciones nerviosas
detectan el dolor, el tacto, la presión y la temperatura. Algunas áreas de la
piel contienen más terminaciones nerviosas que otras. Por ejemplo, los dedos de
los pies y de las manos contienen muchos nervios, por lo que son extremadamente
sensibles al tacto.
¿Qué sentimos al saludar? Ante
esta interrogante, la posible respuesta puede variar en función de a quién le
extendamos la mano: ¿una persona que no conocemos?, posiblemente su respuesta dependerá
del género, con una mujer, estrechará su mano con más suavidad acompañado de
aproximarse a darle un beso o dos en las mejillas, en fin, cantidad de besos
que dependerá de la cultura, por ejemplo, en España tocan dos; en países del
medio oriente tocan tres.
Por supuesto la persona del sexo
femenino, no necesariamente expondrá su mejilla, sino que podrá extender su
mano y punto; en el caso del sexo masculino, al estrecharte ambas manos suelen
presionarse un poco más por ambas partes, ¿motivo?, desconozco, ¿señal de
rudeza?, desconozco, ¿así sucedió desde la primera vez que salude a alguien
(compañero de aula, amigo) ?, realmente no recuerdo.
Ya con la familia, amistad mucho
más estrecha, la mano puede extenderse complementándolo con un fuerte abrazo,
sobre todo cuando la comunicación ha sido vía internet, que, por supuesto que
no es lo mismo, ni se siente igual.
Abrazo que genera muchas
emociones, tales como amor, confort, seguridad y bienestar tanto en quien los
recibe como en quien los ofrece; además mejora la autoestima, nos hacen sentir
especiales.
¿Acaso no se siente bien usted,
cuando al abrazar a su hija, hermana(o), padres, sin importar el tiempo de no
hacerlo, se “funden entre sí”, se derraman lágrimas, fluyen palabras de
aliento, amor…, inclusive risas que demuestran el gran nerviosismo, lo que pone
de manifiesto que abrazar resulta una excelente herramienta terapéutica?
Diría más, un abrazo fortalece la
relación entre ambas personas, sellando un pacto de mutuo afecto cuyo impacto
es mayor cuando por alguna razón la rodea la soledad, donde no necesariamente
sucede en las personas mayores, aunque son los que más lo necesitan.
Hay especialistas –
investigadores en el campo de la salud que indican que los abrazos ayudan a:
·
Favorecen a la oxigenación del organismo,
prolongando la vida de las células y retrasando el envejecimiento.
·
Se incrementa la producción de glóbulos blancos,
imprescindibles para que el sistema inmunitario funcione a pleno rendimiento.
·
Ayudan a que disminuya la presión arterial. Los
responsables son los corpúsculos de Pacini. Estos receptores sensoriales de la
piel envían al cerebro un tipo de información que ayuda a regular los latidos
del corazón y la presión sanguínea.
¿Luego? Te extiendo mi mano y
además un abrazo. ¿Me lo devuelves? Me gustaría mucho, por cierto.
Nota: Cada 21 de enero se celebra el Día Internacional del Abrazo
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