lunes, 6 de mayo de 2024

Tender una mano y…

 

¿Qué nos sucede cuando extendemos una mano? ¿Por qué lo hacemos? Una posible respuesta para la segunda interrogante, sería «para saludar a alguien, agarrar algo»

Terminaciones nerviosas libres pueden detectar la temperatura, los estímulos mecánicos (tacto, presión, estiramiento) y el dolor (nocicepción). Por lo tanto, diferentes terminaciones nerviosas libres trabajan como termorreceptores, mecanorreceptores cutáneos y los nociceptores. En otras palabras, expresan poli modalidad.

Las terminaciones nerviosas detectan el dolor, el tacto, la presión y la temperatura. Algunas áreas de la piel contienen más terminaciones nerviosas que otras. Por ejemplo, los dedos de los pies y de las manos contienen muchos nervios, por lo que son extremadamente sensibles al tacto.

¿Qué sentimos al saludar? Ante esta interrogante, la posible respuesta puede variar en función de a quién le extendamos la mano: ¿una persona que no conocemos?, posiblemente su respuesta dependerá del género, con una mujer, estrechará su mano con más suavidad acompañado de aproximarse a darle un beso o dos en las mejillas, en fin, cantidad de besos que dependerá de la cultura, por ejemplo, en España tocan dos; en países del medio oriente tocan tres.

Por supuesto la persona del sexo femenino, no necesariamente expondrá su mejilla, sino que podrá extender su mano y punto; en el caso del sexo masculino, al estrecharte ambas manos suelen presionarse un poco más por ambas partes, ¿motivo?, desconozco, ¿señal de rudeza?, desconozco, ¿así sucedió desde la primera vez que salude a alguien (compañero de aula, amigo) ?, realmente no recuerdo.

Ya con la familia, amistad mucho más estrecha, la mano puede extenderse complementándolo con un fuerte abrazo, sobre todo cuando la comunicación ha sido vía internet, que, por supuesto que no es lo mismo, ni se siente igual.

Abrazo que genera muchas emociones, tales como amor, confort, seguridad y bienestar tanto en quien los recibe como en quien los ofrece; además mejora la autoestima, nos hacen sentir especiales.

¿Acaso no se siente bien usted, cuando al abrazar a su hija, hermana(o), padres, sin importar el tiempo de no hacerlo, se “funden entre sí”, se derraman lágrimas, fluyen palabras de aliento, amor…, inclusive risas que demuestran el gran nerviosismo, lo que pone de manifiesto que abrazar resulta una excelente herramienta terapéutica?

Diría más, un abrazo fortalece la relación entre ambas personas, sellando un pacto de mutuo afecto cuyo impacto es mayor cuando por alguna razón la rodea la soledad, donde no necesariamente sucede en las personas mayores, aunque son los que más lo necesitan.

Hay especialistas – investigadores en el campo de la salud que indican que los abrazos ayudan a:

·         Favorecen a la oxigenación del organismo, prolongando la vida de las células y retrasando el envejecimiento.

·         Se incrementa la producción de glóbulos blancos, imprescindibles para que el sistema inmunitario funcione a pleno rendimiento.

·         Ayudan a que disminuya la presión arterial. Los responsables son los corpúsculos de Pacini. Estos receptores sensoriales de la piel envían al cerebro un tipo de información que ayuda a regular los latidos del corazón y la presión sanguínea.

·         Un abrazo dispara la producción de oxitocina, serotonina y endorfinas. Este grupo de hormonas guarda una estrecha relación con la sensación de bienestar y felicidad y contrarresta el efecto negativo de otras hormonas como el cortisol y la adrenalina, relacionadas con las situaciones de estrés.

¿Luego? Te extiendo mi mano y además un abrazo. ¿Me lo devuelves? Me gustaría mucho, por cierto.

Nota: Cada 21 de enero se celebra el Día Internacional del Abrazo 

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