lunes, 24 de marzo de 2025

¿Estudiantes rebeldes?

Para muchos será desconocido, para otros familiares la afirmación ¡Soy rebelde![1], considerada una balada, muy melosa, por cierto, posiblemente para la época (década de los 60 – 70, siglo pasado) relacionado con un entorno social complejo donde la juventud luchaba por promover la liberación femenina en la moda, permitir la libertad de expresión, eliminar el racismo tan arraigado en la sociedad norteamericana, y poner fin a la guerra de Vietnam entre otros.

Por supuesto no podía faltar ser manifestado en el campo de la música, siendo muestra de ello el concierto de Woodstock en E.U (1969) y Avándaro en México (1971), demostrando que la juventud sabia convivir y disfrutar pacíficamente en eventos multitudinarios sin ningún tipo de problemas o hechos violentos.

¿Algunas manifestaciones o evidencia en cuanto a comportamiento de una persona rebelde? Desobediente, indisciplinado, indómito, indomable, indócil, insumiso, díscolo, inconformista, contestatario, reacio.

Actitudes que aparecen cuando la forma de actuar, transita entre el desprecio y el no tener en cuenta los derechos de los demás, manifestando comportamientos no cooperativos, desafiantes, negativos, irritables y enojados hacia los padres, compañeros, maestros y otras personas en posición de autoridad.

Fragmentos de la letra de la canción Soy rebelde, «Yo, soy rebelde porque el mundo me ha hecho así, porque nadie me ha tratado con amor, porque nadie me ha querido nunca oír»; «Yo, soy rebelde porque siempre sin razón, me negaron todo aquello que pedí y me dieron solamente incomprensión».

La rebeldía – no dudo que hayamos tenido estudiantes asi -, surge en la pubertad (12-14 años) como mecanismo de defensa de una personalidad insegura que necesita autoafirmarse. Nace del miedo a actuar tras salir de la dependencia de la infancia. Los momentos de ingenua prepotencia se alternan con los de reclusión en sí mismo.

En la adolescencia inicial la rebeldía es un rasgo de inmadurez abierto a una posible madurez posterior que puede alcanzar la categoría de virtud, actitud que puede resultar ambivalente, entiéndase producirse con causa y sin causa; por algo que vale la pena o por algo intrascendente; para ayudar o para obtener una ventaja personal (la propia conveniencia)

Fragmentos de la letra de la canción Soy rebelde, «Y quisiera ser, como el niño aquel, Como el hombre aquel que es feliz».

En la adolescencia media (14-16 años) se produce una crisis interna o de personalidad que se manifiesta como inconformismo radical. Puede conllevar actitudes agresivas. El adolescente se siente mal por dentro y proyecta su insatisfacción contra padres y profesores.

En cambio, en la adolescencia superior o edad juvenil (a partir de los 17 años), fase del “despertar del yo mejor” y de los grandes ideales, suele surgir una rebeldía más evolucionada, llamada “progresiva”. Es la que “se siente como deber más que como derecho. No es propia del asustado, ni del débil, ni del amoral. Es, al contrario, el signo del que se atreve a vivir, pero quiere vivir dignamente; del que sabe soportar el peso de la realidad, pero no el de la injusticia; del que acepta las reglas de los hombres, pero las discute y critica para mejorarlas”

Fragmentos de la letra de la canción Soy rebelde, «Y quisiera dar, lo que hay en mí, todo a cambio de una amistad, y soñar, y vivir y olvidar el rencor».

La rebeldía es el deber y la virtud fundamental de la juventud. La actitud rebelde debe mostrarse tanto en la vida privada como en la vida pública: “Siendo el estado actual de las sociedades una estructura transitoria necesitada de constante renovación, la fuerza legítimamente impulsora de ese cambio tiene que ser la juventud. Con los años el espíritu se endurece para las injusticias; se acaba por aceptar lo que de joven era incomprensible”.

Fragmentos de la letra de la canción Soy rebelde, «Y cantar, y reír, y sentir solo amor».



[1] «Soy rebelde» correspondió al título de la canción interpretada por la cantante hispano-británica Jeanette, lanzada en el año 1971. En España, según el listado musical Clasificación Nacional del Disco debutó en el puesto 11 el 24 de noviembre de 1971. Figuró en la posición uno el 5 de febrero de 1972 en la revista Billboard en el listado "Hits of the World" - España y al finalizar 1972 se ubicó en el puesto siete de la lista de fin de año así como en el puesto quince de las canciones con más de veinte semanas en el listado musical español.

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