No recuerdo exactamente cuando me explicaron los llamados tiempos verbales que indican el momento en el que ocurre la acción de una oración, que por lo visto tuvo que haber sido en la asignatura de Español de aquel entonces, la cual ha sido transformada en los tiempos actuales – revisando varias mallas curriculares de diversos países - a Comunicación y Lenguaje.
Tiempos como el
presente, el pasado y el futuro, que resultan sencillo de ejemplificar:
o
Presente: se refiere a las acciones
que suceden en el momento actual, en el que se habla o se vive. Por ejemplo, «Hoy
debo realizar las tareas antes de dormir».
o
Pasado: Pasado: Se refiere a las
acciones que sucedieron antes. Por ejemplo, «Ayer hice las tareas y el profesor
me evaluó de excelente».
o
Futuro: Se refiere a las acciones que
sucederán más adelante. Por ejemplo, «Mañana me esforzaré más con la calidad de
mis tareas para seguir sacando buenas calificaciones».
Hasta aquí todo bien,
sencillo de comprender, pero… - siempre habrá un pero – donde los psicólogos consideran
que en el llamado mindfulness[1],
como herramienta o técnica de meditación que consiste en prestar atención de
manera consciente al momento presente, con interés, curiosidad y aceptación.
Nota: ¿leyeron bien…? ¡ … PRESENTE!
Claro, pensará usted:
Campos diferentes, educadores, por una parte, psicólogos por otra, cada cual,
en su ámbito, pero lo que si pone en ¿duda? es si debemos ser ¿futuristas?,
cuando lo que programemos – caemos en el tiempo verbal futuro - puede verse
afectado por n circunstancias.
Señalan los psicólogos
que «La palabra mindfulness se refiere a la capacidad humana básica de poder
estar en el presente, de ser capaz de permanecer en el aquí y ahora, que … cuando
nos perdemos en los recuerdos del pasado o en la anticipación del futuro
solemos quedarnos ¿atrapados?, de modo que secuestra nuestra atención, haciendo
que nos sea más difícil permanecer en los momentos cotidianos de nuestra vida»
y continua «… la clave del mindfulness es observar cuándo no estamos de verdad
en el momento presente, y así traernos de vuelta».
En lo personal
vinculo a la palabra futuro con optimismo – entiéndase que propende a ver y
juzgar las cosas en su aspecto más favorable, como especie de una doctrina
donde el espíritu aguarda lo mejor y lo más positivo de todo – a lo que sumo
ser propositivo, siendo dirigido a la acción, sin actuar en forma precipitada, analizando,
razonando y acompañado de una evaluación crítica en relación a un problema,
acerca de las acciones más viables para la toma de mis decisiones.
Si retomo el título
del artículo: ¿Y qué haría mañana, si…?
o
… hubiese seguido los consejos de mis
padres de haber estudiado mucho? (pasado)
o
… prever cuanto puedo ahorrar para
además de trabajar, continuar mis estudios que una vez tuve necesidad de
interrumpir… (presente – futuro)
o
… no pude estudiar lo suficiente lo
cual me auto culpo al distraerme con el uso del celular, no apoyarme en mis
compañeros de equipo… (pasado)
Más allá de la atención a la cual están comprometido los padres, con apoyo del profesorado – y no la sustitución – en la formación adecuada de nuestros estudiantes, sería pertinente analizar que, si el mindfulness ayuda en la mejora de la concentración, la creatividad, la inteligencia emocional, la memoria y la capacidad para afrontar situaciones complicadas, desconectando del exterior y conectar con uno mismo en cuerpo y mente, relajar la mente y concentrarse en lo que ocurre en el presente de manera plena, recurrir a la misma.
¿Se imaginan como
pareja un docente con un especialista en mindfulness?, ¿divorcio asegurado?
[1]
Técnica que ayuda a reducir el estrés, mejorar la concentración, Incrementar el
bienestar emocional, evitar hábitos y respuestas destructivas o automáticos, otros.
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