Conversaba con una compañera – vía red – la cual había emigrado y que en el país actual donde residía más allá de la burocracia (legalización de sus documentos, entre ellos permiso para trabajar, cédula, etc.), costaba conseguir trabajo como docente, y que las propuestas escazas que había conseguido el pago era inferior al que recibía el docente promedio del país.
Obviamente no cuestionaré si bien o
mal, quedando claro la posición de ser migrante donde en ocasiones uno acepta
lo que la proponga por una necesidad básica: alimentarse y tener donde dormir,
la otra cara de la moneda no sería tener nada y sencillamente mendigar.
No exagero cuando digo mendigar,
cuando veo a personas en los semáforos (ejemplo común en América Latina), lo
cual no escapa en países desarrollados al menos a través de los diferentes
medios audiovisuales.
Mi preocupación ante la interrogante
del presente artículo, es que los docentes con la debida formación versus el
porcentaje de estudiantes fuera del sistema educacional no puedan recibir
clases, por diversos motivos siendo el factor primordial (una vez más la
pobreza) y uno de ellos, aulas sobresaturadas de estudiantes.
Esto que me conlleva a la búsqueda de
cantidades – números, de los que mis ex compañeros matemáticos, se pondrían muy
contentos donde se demuestra la importancia y el sentido del uso de la
matemática – en lo referente a estudiantes per cápita[1] o proporción
alumnos-maestro, para lo cual hemos seleccionado la tabla siguiente
correspondiente al nivel de primaria[2]:
Posición |
País |
Valor |
año |
1 |
República Centroamericana |
83.41 |
2016 |
2 |
Rwanda |
59.51 |
2018 |
3 |
Malawi |
56.89 |
2018 |
35 |
Haití |
33.41 |
1998 |
37 |
India |
32.75 |
2017 |
53 |
El Salvador |
26.89 |
2018 |
57 |
México |
26.55 |
2017 |
102 |
Chile |
17.79 |
2017 |
183 |
Noruega |
8.59 |
2017 |
Muchos docentes pudieran al ver estas estadísticas
que no es real, porque desde su punto de vista sabe a cuántos estudiantes HOY
le está impartiendo clases y estando en AL, pareciera que ha sido traslada a
África.
Por supuesto una “tabla” puede estar
permeada por muchos factores: ¿abarcará las zonas rurales donde la relación estudiante/docente
tiende a hacer mayor (al menos en AL) ?; ¿habrán cambiado las estadísticas posterior
a la pandemia? Y otras tantas interrogantes que sería para llenar varias
cuartillas.
Y no solo es ver que se hace en Noruega y en general los llamados países bajos, sino lo que la lógica infiere, en cuanto a con datos en la mano de un país a quienes le correspondan dicha toma de decisiones, construir más escuelas; coordinar con las instituciones formadoras de docentes para captar nuevos estudiantes; elevar la dignificación del docente y con ello rescatar el respeto y prestigio que se merecen; salarios decorosos; establecer mecanismos para la entrega de instrumentos tecnológicos y garantizar conexiones en las redes en espacios educativos; capacitaciones; rescatar a docentes jubilados; reformas educativas….
Sencillamente, ¡Inadmisible docentes sin trabajos y aulas super pobladas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario