Soy un crítico del uso excesivo de las redes sociales, a través
de las diferentes plataformas, pensando en el gran tiempo que se pierde en ver
y ver, comentar y comentar, sin embargo me parece que Diciembre resulta un mes
diferente el cual comprende – a diferencia de los meses anteriores de nuestro
calendario – fechas tan necesarias, como el día de la navidad y el último día
del año.
¿Por qué necesarias? Las considero momentos oportunos para recibir
y compartir citas acompañadas de los mejores deseos muy pro positivos, aspirando
a lograr en el próximo año lo que no pudimos lograr en el período que termina o
al menos mantener valores muy relacionados con la familia y acciones: amor,
dinero, salud y otros.
Para los que ya nos han caído algunos almanaques encimas el
amor y la salud, sobre todo esta última suele priorizarse ya que la “máquina
perfecta” (nuestro cuerpo) requiere de alguna reparación biológica – un familiar
muy allegado me comenta “a los adultos mayores, sino nos duele algo, es que
estamos muertos”- con la aspiración de durar más y más, a pesar que cada
persona la ve y la vive de una manera completamente diferente, porque las
circunstancias de cada una son completamente diferentes a las de los demás.
En las redes al menos – como cómplice de hacer lo que
detesto, reitero el uso del tiempo, más cuando esperamos en función de alguna
gestión – suelo apreciar y compartir las imágenes de las belleza de mi país,
más cuando estamos fuera de la tierra que nos vio nacer. ¿Alguna justificación
o argumento al respecto?
Ajeno a las noticias de índole político donde se reciben
infinitos comentarios de bandos contrarios que sobresaturan con noticias llenas
de titulares, con la alta probabilidad de ser falsos positivos (concepto que
está conformado por dos términos que nos refieren un escenario de verdad que no
termina siendo y tal y que suele aplicarse en diversos contextos tales como en
la política, la estadística, en informática, en medicina, entre los más
corrientes)
Noticias que humanamente, en particular en la política - suelen
separar familias, distanciarlas – y que simplemente pierden ambas partes,
respetando obviamente criterios que en ocasiones logrando algo de exactitud, se
requiere escuchar “las dos caras de la moneda”, no con el afán de vencer uno u
otro, sino acercarse a la posible realidad de lo que sucede.

Pasando la página (entiéndase los tres párrafos anteriores) “¿…argumento
al respecto?”, que aprecio de mi país: el ámbito cultural (los colores de mi
bandera ondeando, mi gente en la calle donde se grafican las costumbres, no
puedo olvidar los platos típicos, qué decir de la música, que hace bailar al
que no puede o no quiere, los símbolos patrios, el color azul del cielo y el
mar, retomar el hablado y sus modismos, sonrío silenciosamente cuando escucho
una palabra que hacía muchos años no escuchaba, que decir cuando apreciamos
programas televisivos actuales y de antaño que me traen mayor número de gratitudes,
que de nostalgias.