Por cierto, ¿en algún momento fuiste participe de realizar algún
voluntariado? – entiéndase “Expresar tu solidaridad de forma organizada que
implica compromiso con las necesidades existentes y los objetivos colectivos” -.
En lo personal sí (y muchos), en su momento relacionado con diversos campos:
agricultura, construcción, cuido del medio ambiente, donar sangre, donar
recursos materiales ante desastres naturales, colaborar con docentes de otros
países y en general obras cuyo impacto predominaba lo social y añadiría lo
educativo y a la vez humanitario, en el plano personal.
Algunas de ellas de carácter formal – al ser realizadas
dentro del marco de una entidad constituida -; otras de naturaleza informal,
donde se ejecuta la acción sin asociación o fundación a diferencia de la
modalidad antes referida, que bien sea una u otra de predominar la
concientización de que estás beneficiando a personas más necesitadas que ni
conoces o llegarás a conocer, inclusive quitarte de lo tuyo, una u otra
división (formal e informal) desaparece.
Labor que ha de cumplir con tres condiciones fundamentales:
·
Desinteresado: donde no se persigue ningún tipo
de beneficio ni gratificación por la orientación o ayuda que se brinda.
·
Intencionado: Aquí se persigue un fin y un
objetivo positivo (buscar un cambio a mejor en la situación del otro o de los
otros) y legítimo (el voluntario goza de capacidad suficiente para realizar la
ayuda y de cierto consentimiento por parte de la contraparte, que permite
brindar la ayuda).
·
Justificado: En este caso se responde a una
necesidad real del beneficiario de la misma. No es un pasatiempo ni un
entretenimiento sin más, sino que persigue la satisfacción de una necesidad
previamente definida como tal.
Hay un factor clave dentro de la definición de voluntario “…
una parte de su tiempo a la acción altruista…” comportamiento que se
vincula a la empatía (donde sientes y comparte lo mismo que al beneficiado,
entiéndase contagio emocional) y a la compasión, (donde evidencias el deseo de
ayudar a los demás, una vez comprendidos los sentimientos ajenos)
Un elemento a tener en cuenta dentro del voluntariado es la
edad – resulta lógico que si bien una vez fuiste joven y tu labor era mucho más
productiva (¿cargar sacos de cementos, abrir surcos en terrenos pedregosos?,
¿dar clases a 7 grupos en diferentes asignaturas?) – no será lo mismo cuando ya
cuentas con algunos años encima, válido para algunas profesiones, pero diría
una que no importa la edad y es en Educación.
Si bien hay instituciones que utilizan la estrategia de
ubicarlos para el desarrollo de conferencias magistrales sobre temas en
particular o capacitaciones para el profesorado, hay otras que suelen “desecharlo”
amparándose en ¿la edad?
Solo pienso que limitar a esas personas – en el rol de
voluntario -, niega la posibilidad de que las mismas puedan sentirse bien, ya
que, al no poder ayudar a otros, los limita intrínsecamente en favorecer la tan
ansiada felicidad de transmitir valores y conocimientos a los beneficiados.
Por lo visto el planeta Tierra para algunas cosas, sigue estando mal repartido.
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