lunes, 23 de junio de 2025

Contando ovejas

Mis ojos – al verme en el ‘espejo’ de mi celular (gracias a una app) – estaban rojos, la visión era borrosa, se evidenciaba una sequedad ocular, así como dificultad para enfocar, donde tal vez la culpa misma es de la exposición prolongada a la pantalla de mi computadora, al teléfono, y la luz azul emitida y al esfuerzo de enfoque constante.

Necesitaba dormir, (aunque honestamente soy una persona que duerme poco de 4 – 6 horas en el día), pero ya sentía el cansancio del día, para lo cual recurría a mi medicamento mágico, que al parecer la glándula pineal situada en el cerebro no liberaba lo suficiente, y me indicaba que era hora de dormir y para ello nada más y nada menos que el suplemento: la melatonina, la hormona que regula los ciclos de sueño-vigilia.

Muchas las veces que, mirando al techo, trataba de contar ovejas, ¿ovejas?, si ese mamífero cuadrúpedo ungulado doméstico, utilizado como ganado, que son artiodáctilos, o animales con pezuñas. Es cierto son bonitas, lanuditas, blanquitas, pero ¿por qué con ovejas? Diversas religiones las asocian con la pureza, la inocencia, la docilidad y la obediencia. También puede simbolizar la fe, la unidad, la guía espiritual, bendiciones, abundancia, prosperidad, liderazgo, responsabilidad, cuidar de la familia y la comunidad. Nota: por lo visto tienen tantas bondades, que al enumerarlas ya debo levantarme.

¿Y de dónde saqué lo de contar ovejas, se preguntará? Recurro a un cuento oriental, edad media siglo XII, por cierto, recomendado por los terapeutas de la época, llamado ‘El contador de ovejas’, del cual le muestro algunos extractos…; un rey que tenía problemas para dormir (mmmmm…), «Un campesino que vivía en lo alto de una montaña, bajó la colina para comprar ovejas. Llegó a un pueblo vecino y con todo lo que tenía ahorrado, consiguió comprar nada más y nada menos que dos mil ovejas.

Feliz, con su gran rebaño, se dirigió a su casa, pero por el camino se dio cuenta de que se había producido una inundación. ¿Cómo iba a cruzar con sus ovejas sin que se ahogara ninguna? El campesino vio una pequeña barca. Tan pequeña, que solo cabía él y una oveja. Así que se armó de paciencia y comenzó a cruzarlas una a una. Y para comprobar que estaban todas, decidió contarlas. Así que según cruzaba iba diciendo para sí: – Uuuuuuna. Dooooooos. Treeeeees. Cuaaaaatro. Ciiiiiinco. Seeeeeeis. Sieeeeeete. Ooooocho. Nueeeeeeeve. Dieeeeeeeez. ¡Y quien se quedó dormido fue el fabulista!

Pero el rey, le reclamó. ¡Sigue con tu historia!; el narrador le contestó: – Seguiré en cuanto termine su majestad de contar todas las ovejas. No debemos perder la cuenta. Sigamos por once… Y cuando termine, muy gustoso seguiré con la historia… y el rey se durmió.

Al parecer, la fabula es válida, debido a la actividad que como tal puede ser monótona, aumentar la fatiga y la somnolencia; se plantea que las ovejas pueden desencadenar asociaciones y emociones positivas, que promueven la relajación, anulando los pensamientos negativos, pero también puede generar lo contrario, ya que el contar requiere concentración, resultando más estresante que relajante. 

Entonces, ¿brincan o no brincan?, ¿cuento o no cuento?, ¿una alternativa? Viajar de ensueño, digamos un viaje onírico - experiencia, ya sea real o imaginaria, que se asemeje a un sueño, donde la realidad se entrelaza con elementos fantásticos o surrealistas -, por ejemplo, un viaje físico o a una exploración interna, como un proceso de introspección o autoconocimiento.

Imaginarte un lugar bello y tranquilo donde podrás dirigir tus pensamientos positivamente y alejarte de las preocupaciones, el estrés y los problemas cotidianos, reduciendo significativamente la presión para contar correctamente y podrás sumergirte por completo en tu visión relajante.

¿El mamífero cuadrúpedo ungulado doméstico brincando la cerca o un manantial cuya agua corre entre los verdes campos…?, ¿Pruebas?

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